La leyenda de poetas y ladrones (3 Parte) El corazón del hombre





Esta historia comenzó conmigo hace muchos años ya
y desde entonces los poetas se reúnen cada noche, sin
embargo, con ellos aparecieron los ladrones, los cuales
cambiaron su destino al escuchar mi llanto bajo
la luna llena de un verano infernal.

Yo soy el protagonista de esta historia y aunque
la narre en primera y tercera persona se entiende
claramente quien soy yo.
El niño que pidió la inmortalidad y perdió su alma,
yo soy el poeta y el diablo mi ladrón...

Abandone mi casa y corrompí ideales, tome agua
del rio prohibido y comí la misma manzana que Adán,
escribí mis lagrimas y destruí mi felicidad,
me dedique al oficio más cruel del mundo, ser poeta
y de aquellos que entregan el corazón sin medida y
luego mueren porque no los quieren, mas igual me levante
de mi suelo y camine por la oscuridad y aunque el
diablo exigía mi alma, ya se la había entregado en un
pequeño poema, había engañado al más sabio de todos.

Y aquí otra noche en la cual la luna ilumina este
cielo y los poetas vuelan con sus nuevos poemas
dispuestos a recitarlos y luego quemarlos y no por
desesperación si no por amor al arte.

La leyenda de poetas y ladrones a comenzado su
tercera persona y esta vez el corazón del hombre
nos demuestra que este niño ya es un hombre.

En lo que quedamos la última vez,
este poeta estaba con una persona
pero a pesar de todo no la amaba
y se marcho sin decir ninguna palabra.

Recorrió el sur,
queriendo jugar con la lluvia y el invierno,
para calmar su corazón
y descubrir que la vida en verdad es bella.

Estuvo solo,
sin amores, sin nada,
sus poemas se acabaron
y no sabía que más hacer.

Se dejo morir en los confines del mundo
y ya no deseaba levantarse,
era un poeta más que sucumbía ante la soledad,
ante el miedo de volver amar
hasta el día en que cumplió los 20 años
y descubrió que el mundo le podía cambiar.

No quiero contar una historia como las otras dos
veces anteriores, esto no es un pequeño poema,
pero tampoco es una historia muy larga
pero comienza así:

Una tarde de abril, descubrí que mi cama ya
no se encontraba sola, había una mujer a mi lado
demostrándome que se siente estar acompañado después
de tanta soledad y al fin descubrí que si se
puede lograr la felicidad.

A veces me pregunto como pasa el tiempo,
cree ilusiones y de ellas viví, hasta que entregue
más que una simple ilusión y comencé a dar mi
corazón sabiendo que yo no soy el dueño de aquella
mujer y que mi consigna puede ser llorar y sufrir,
pero no importa si mi amor es más grande, me
puedo entregar por completo sin miedo a nada.

Era junio cuando la conocí y fue en el lugar
menos esperado y aunque luche contra el mundo por estar
a su lado hoy se que aquello valió la pena.

Usaba unos pantalones de mezclilla y una chaqueta
blanca, su sonrisa más que un embrujo fue un regalo
del cielo, su voz la cual me susurraba al oído me
llevo a la misma gloria y en ese momento comprendí
que había algo en ella que debía tomar.

No la deje un momento solo y mi mano lentamente
deseaba tocar su mano y nunca más soltarla, pero no
imagine que después de aquello nos uniríamos hasta
el día de hoy, expresándonos un sencillo te amo.

Me acuerdo que al día siguiente tenía su numero
de teléfono y le escribí un mensaje de texto
y que luego ella me llamo y solo respondí, que
linda es su voz, me dije entonces y ahora cuando
la escucho se que aun enamora mis oídos,
le propuse juntarnos un sábado 6 de junio y
el 7 era mi cumpleaños.

Nos quedamos en juntar en cierto lugar a
una hora en especial pero sin querer me
atrase en la llegada y cuando la vi, sentada
esperándome con su carita enojada, me preocupe
y solo le sonreí, ella no me hablo unos
segundos y luego me acerque y le robe un
beso y sentí que el alma se me desgarraba
del cuerpo.

Llegamos a una disco, en esta, nuestras manos
se acariciaban como si nunca hubieran estado
juntos; pero que el otro, deseaba con ferocidad
al de al frente.

Los besos como elixir alimentaban corazones
y la noche nunca terminaba, hasta que llego
el final de la noche y nos fuimos a dormir.

Yo al principio como todo buen niño, me acosté
sobre la frezada y la miraba, ella me sonreía
y así un beso y otro, no ocurrió nada
más que eso y luego el sueño nos gano.

Fue el mejor regalo de mi vida,
despertar y ver aquella diosa respirar el
mismo aire que yo.

Desperte acompañado, mirándola fijamente,
mi mente en blanco solo me pedía imágenes
de su silueta, ¡Que ser más bello, como olvidarlo!

La amo, la siento en lo más profundo de mi
corazón y para que explicar los días siguientes
que logre vivir con ella.
Durmiendo en su cama, jugando a ser niños,
yo el novato, ella mi maestra,
que bello es despertar y sentir los brazos de una mujer,
su pierna rozando la tuya y escuchar un te amo
sincero y sin costo alguno y uno respondiendo lo
mismo.

El día en que nos comprometimos, diciendo que no
podíamos estar sin el otro, ella le explico a su familia
y yo discutí con los que yo pensé que eran los
mios, todos me explicaban que era una aventura del
momento, algo que pasaría muy pronto, que solo era
buen sexo y cariño entre personas con un mal pasado,
pocos apoyaban y pocos creían en este amor, pero
a nosotros no nos importaba.
Mi corazón me decía una y otra vez, que ella
era el sueño que siempre deseaba y que luchara
hasta el final más allá de cielo e infierno
si en verdad la amo, luchare cada mañana por
ser feliz junto a la mujer que deseo para
toda la vida.

Así pasaron los días, los meses y luego un año;
nada ni nadie consiguió separarnos, mi voluntad de
estar con ella fue realidad y descubrí que al
final se aprendí amar.

Y como decía anteriormente antes de comenzar
la tercera parte de este poema,
desperté otra vez y descubrí que la mujer
que siempre soñé, tenía su mano aferrada a la
mía y la otra en un abrazo y que al
despertar me mira y sus ojos, los más preciosos
tomándome otra vez, pero más que eso de su
boquita salieron las palabras que siempre soñé...
"Te amo, mucho, mucho, mucho"

El mundo me comprendió y el ladrón al fin
se cayó, mi alma fue de vuelta y el amor
seguió creciendo en mi.

Ahora yo la amo y me dejo llevar por los
sentimientos y aunque tuvimos nuestro pasado
y nuestras pequeñas diferencias, siempre hablamos
y nos escuchamos y hoy ella escribe esta
pequeña historia de amor que cada día crece
más y más en el corazón del hombre...

... En mi humilde corazón.

Así termina la tercera parte de esta historia
y aunque los poetas y ladrones esperaban
lagrimas y dolor se fueron felices porque
descubrieron que al fin este joven mortal
entendió el sentido del amor.

Con una joven muchacha llamada Carolina.

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